No corresponde al presidente de un gobierno pretendidamente de izquierdas el hacer una reforma laboral como la que se hizo, en virtud de la cual, se recortan derechos laborales, se abaratan los despidos y se establecen mecanismos para el despido objetivo que rallan el genitalismo. Dicho de otro modo, a partir de ahora un empresario te puede despedir si le sale de los huevos. En realidad ya podía, pero ahora le costará todavía menos dinero que antes.
No corresponde a un gobierno pretendidamente de izquierdas el hacer una reforma de las pensiones como la que hizo. Aumentar la edad de jubilación y aprobar ERE's que se basan casi exclusivamente en prejubilaciones no tiene sentido. No contentos con eso, aumentan los años de cálculo de la pensión de 15 a 35, lo que hará que bajen las pensiones.
No corresponde a un gobierno pretendidamente de izquierdas el tomar una medida como la de la suspensión temporal del artículo 15.5 del Estatuto de los Trabajadores, lo que permitirá que se encadenen contratos temporales el tiempo que sea necesario, sin la obligatoriedad de contratar de forma indefinida a un trabajador que cumpla dos años como temporal, como sucedía hasta ahora. Además, en el caso de que se le contratara, podría ser con un contrato de fomento del empleo, con una indemnización por despido más baja.
No corresponde a un gobierno pretendidamente de izquierdas el dejar en manos de los mafiosos de siempre, los sindicatos mayoritarios, la negociación colectiva de todas las empresas, puesto que son mayoritarios en todos los sectores. UGT y CCOO tienen un volumen tan grande que no pueden vivir únicamente de las cuotas de sus afiliados, por lo que necesitan la subvención so pena de desaparecer. La ecuación tiene un resultado muy simple. Más dinero es igual a mayor servilismo.
No corresponde a un gobierno pretendidamente de izquierdas el doblar la rodilla ante la Iglesia. Ante cualquier iglesia. Lo de la jornada mundial de la juventud (católica) ha sido de traca. Además de subvencionar de forma indirecta el evento, a través de las deducciones para las empresas participantes, se han dejado de cobrar los visados de entrada para los peregrinos. Está claro que no nos va a sacar de la crisis, pero me parece que tampoco estamos como para ir regalándolo.
Y por último, pero no por ello menos importante, está el tema del techo de gasto.
No corresponde a un gobierno pretendidamente de izquierdas el intentar colar por la espalda una reforma constitucional del calado de la que nos ocupa. En realidad ninguna, porque si la Constitución establece sus propios mecanismos de reforma es para que además de hacerse con el mayor consenso posible, se haga contando con la opinión del pueblo español. Sin embargo ZP, con el aplauso entusiasta de Rajoy (que además reivindica por Twitter de González Pons la paternidad de la idea), nos quiere hurtar la posibilidad de pronunciarnos en algo tan importante como el techo de gasto del estado. Así dicho parece un formulismo más, pero de ese techo de gasto dependerán los presupuestos generales del estado a partir de 2018, con lo que posiblemente se verán reducidas partidas del todo necesarias, y que apuesto a que salen del gasto social.
¿Por qué no quieren que votemos?, No es excusa lo de que habría que disolver las cortes, porque ya tienen fecha de caducidad, y queda menos de un mes. Tampoco creo que tengan miedo al resultado, porque estando los dos partidos mayoritarios de acuerdo, seguro que los fans votaban sin pensar, como en el tema de la constitución europea. ¿Entonces?, ¿de qué tienen miedo?
Y todo esto en un año, desde que ZP presentó en el mes de Mayo de 2010 el paquete de medidas para, según él, salir de la crisis. Como si a los de siempre les interesara. Mientras nosotros sufrimos la crisis en nuestras propias carnes, los mercados están más fuertes que nunca, porque además del poder económico que ya tenían, han ganado el poder político que antes tenían pero se esforzaban por esconder. Han tirado la careta al suelo con toda la chulería de la que son capaces, y eso es mucha chulería.
Si yo hubiera sido ZP, ese día no hubiera negociado nada con los nacionalistas. Si de verdad era una cuestión de responsabilidad con el estado, hubiera dejado a todos que se retrataran. El que considere que las medidas son necesarias, que vote a favor o se abstenga, y el que crea que no, que vote en contra. Que nadie se escude en la mayoría para esconder el sentido de su voto. Y si no salen las medidas adelante, ese mismo día anuncio que a la mañana siguiente disuelvo las cámaras y me quedo tan ancho. Y el que venga atrás, que arree.
Lo que pasa es que ZP se ha creído su papel, y lo mejor de todo es que se cree que lo está haciendo por nosotros. Que alguien le diga que no, por favor. Aunque sea Rubalcaba, que en este momento me recuerda a aquél que en las películas de guerra se empeña en salvar a su compañero malherido, cuando de sobra sabe que no tiene solución. Zapatero va por libre, y como no lo deje, acabarán matándolos a los dos.
Eso sí, siempre hay pretendidos guiños a la población, como lo de reducir el IVA para la compraventa de vivienda nueva. Mariano ha saltado alborozado a la vez que ha dicho que cuando él gane mantendrá esa medida un año más, y sube la apuesta a desgravación de impuestos por compra de vivienda nueva. ¿No habíamos quedado en que la burbuja inmobiliaria era la gran responsable de que en España se viviera de manera más acuciante la crisis?, ¿no se decía que había que cambiar el tejido productivo de la economía española para hacerla más competitiva?, ¿esto es todo lo que se les ocurre a los políticos españoles para salir de la crisis?, ¿tantas vueltas para acabar haciendo lo de siempre?, ¿de verdad que no hay políticos que valgan para algo más que para votar en los plenos, y repetir las consignas que les dan sus responsables de imagen?
Cada vez que los políticos españoles hablan, me entran más ganas de irme a vivir a Suecia.