Pues si, como decía la canción del famoso cantante de color…
bronce, Julio Iglesias, “unos que vienen, otros que se van, la vida sigue igual”.
El que se ha ido es Santiago Carrillo con 97 lúcidos años. A
mí, Carrillo me caía bien a pesar de que no soy ni he sido nunca comunista. De
izquierdas si pero a pesar de lo que sostienen muchos opinadores de derechas,
no es lo mismo. Yo le solía escuchar de vez en cuando en las tertulias políticas
de la SER junto a Herrero de Miñón y me encantaba poder escuchar a dos personas
de ideologías tan diferentes discutir con una educación exquisita de lo divino
y lo humano demostrando que dos personas pueden discrepar en casi todo y, sin
embargo, ser amigos.
Hoy he estado leyendo distintas semblanzas de Carrillo en
diferentes medios. No le ponen mal en general. Solo faltaría, que hace nada
pusieron por la nubes a Fraga por ser uno de los Padres de la Constitución y
Carrillo era otro. Pero en casi todos los periódicos, digitales y en papel, de
derechas se habla siempre de “luces y sombras”. Luces más bien pocas; se
menciona su aportación a la más que discutible Transición, claro, pero poco
más. Lo que sí hay unanimidad es en las sombras: Paracuellos. Entre los comentaristas
de las noticias hay algunas discrepancias en cuanto si los asesinó
personalmente o no o si fueron 12.000 o 20.000 los muertos allí pero en lo de de
genocida y asesino hay unanimidad.
Y tengo que decir que estoy hasta los cojones del tema. Así
que vamos a dejar unas cuantas cosas claras:
-
Ningún historiador serio le hace responsable de
la matanza. Por “serio” me refiero a cualquiera que no sea Pío Moa, César Vidal
y demás juntaletras sino a esos historiadores de verdad como Angel Viñas o Ian
Gibson que investigan en archivos llenos de polvo, desentierran legajos y entrevistan
testigos de los hechos. Todo lo más le llegan a acusar de inacción, de que
quizá estuviese enterado de lo que estaba pasando y no hiciera nada. Aunque un
chaval de 21 añitos, por mucho cargo que le hubieran dado, no sé yo si se
hubiera podido enfrentar a los pesos pesados del aparato del partido que le
rodeaban, vamos. Pero que podía haberlo intentado, si.
-
La acusación de ser el instigador o perpetrador
de las matanzas no se produce durante la guerra. Ni siquiera inmediatamente después.
Las acusaciones no aparecen hasta los años 60, cuando es nombrado Secretario General
del PCE, esparcidas por el régimen franquista en un claro intento de
desprestigiarle. Pero, ¿aportaron pruebas? Ninguna. Y eso que aún estaba la
memoria fresca y multitud de testigos vivos.
-
¿Alguna otra acusación? Pues no. Una vez que Carrillo
regresó a España se le podría haber acusado. Incluso se podría haber hecho
hasta ayer mismo puesto que los crímenes contra la humanidad no prescriben. Y
no será por falta de querellantes dispuestos, que ahí están los de Defensa de
la Nación Española o los de Manos Limpias atentos a denunciar hasta a los Lunnis si van en contra
de sus ideas carcas. Sin embargo nunca lo hicieron. ¿A lo mejor porque no había
absolutamente ninguna prueba? En 1998 hubo una tal Asociación de Familiares y
Amigos de Víctimas del Genocidio de Paracuellos del Jarama que presentó una
querella ante la Audiencia nacional pero era una chapuza de tal calibre que
Garzón la desestimó con esta palabras:
Con el respeto que me merece la
memoria de las víctimas, no puede dejarse de llamar la atención frente a
quienes abusan del derecho a la jurisdicción para ridiculizarla y utilizarla
con finalidades ajenas a las marcadas en el artículo 117 de la Constitución
Española y los artículos 1 y 2 de la Ley Orgánica del Poder Judicial, como
acontece en este caso [...], los preceptos jurídicos alegados son inaplicables
en el tiempo y en el espacio, en el fondo y en la forma a los [hechos] que se
relatan en el escrito y su cita quebranta absolutamente las normas más
elementales de retroactividad y tipicidad.
-
¿Y cuántos fueron los muertos? No es que tenga
demasiada importancia porque tan tremendo es ajusticiar por las bravas a 200
personas como a 20.000. Lo que me hace gracia es como se van hinchando las
cifras en proporción directa al ultraderechismo del opinador. Casi ninguno baja de 12.000 muertos y muchos
dan la cifra de “más de 20.000”. La realidad es que fueron muchos, pero las
cifras que manejan la mayoría de historiadores son de 2.000 a 2.500 algo que,
teniendo en cuenta el número de camiones y transportes que había en el Madrid asediado
de entonces es mucho más creíble. Y no es ytumasismo, pero matanzas similares a
esta (y mayores) hubo muchas durante la guerra y sin embargo los paracuellistas
no se acuerdan de ellas. ¿Por qué será?
En resumen, que a pesar de los de siempre, se nos ha ido uno
de los pocos Políticos así con mayúsculas que quedaban en España. Como decía
hoy Rodolfo Martín Villa, que siempre se le enfrentó (llegó a enviar a la
policía a detenerle) y que sin embargo le respetaba, habrá que decirle a Dios, si
es que existe, que le busque algún trabajo de político a Santiago en la otra
vida porque “si no hace política, no sabe qué hacer”.
La que ha hecho como que se va pero se queda (de aquí el
título del artículo) es la Esperanzorra. Se va de presidenta pero se queda de
Embajadora de España. Esperemos que no publicite mucho sus logros por ahí
porque si va presentando el desmontaje de la Sanidad y Educación públicas, el
desprestigio de las instituciones, el nepotismo, el chanchulleo y la
reconversión de Madrid en Spain Las Vegas Oh Yeah lo llevamos crudo. Pero de
Espe hablaremos en otro artículo porque como decía Conan el Bárbaro, “eso es
otra historia”. De terror, claro.