Hoy se celebrará, en el Congreso de los Diputados, el debate sobre el estado de la nación, que ya te lo digo yo, una pena. Eso sí, asistiremos a lo de siempre, a lo que se da en cualquier sesión de control, pero con la diferencia de que empezará Zapatero en vez de responder a preguntas.
Por lo demás, está todo el pescado vendido antes de que ni siquiera los barcos se hagan a la mar. Zapatero ya sabe que diga lo que diga no tendrá apoyos de nadie más, porque así lo han dicho antes de empezar el debate.
Por tanto, este debate queda enmarcado como el primer acto de la campaña electoral de la elecciones europeas del 7 de Junio, y con esa idea se ha programado. Zapatero desgranará todos sus "logros", Rajoy le acusará de comerse a los niños crudos, Zapatero responderá que ellos ya se los comían antes que él, y sin aliñar, y vuelta a empezar. Lo que convertirá este debate en un acto electoral es el discurso de Zapatero, en el que tiene previsto anunciar nuevas medidas para salir de la crisis y un pacto contra la crisis, al que espera una negativa por respuesta. Pero ya no quedará por él.
Una vez terminen los primeros espadas, el resto de diputados se irá, la retransmisión del debate pasará a La 2 y ya nadie hará caso de lo que digan unos y otros, y les pasará como a la pedrea del sorteo de Navidad, que se convertirán en un ruido de fondo en el mejor de los casos.
Pero bueno, es lo que hay. No creo que nos sorprendan, aunque me gustaría que lo hicieran, sobre todo Zapatero, que es el que debe tomar decisiones por el cargo que ocupa.
Lo mejor vendrá esta noche, cuando todos los tertulianos de cabecera se devanen los sesos intentando explicar lo que han dicho unos y otros, cuando todo se podría resumir con un "más de lo mismo". Contarán las palabras que han dicho, el tiempo que han estado, si estaba nervioso, si leía, no leía, tomaba notas o las dejaba de tomar, valorarán las corbatas, la puesta en escena, para unos habrá ganado uno y para otros habrá ganado el otro y se harán encuestas telefónicas en las que habrá ganado el político al que el medio es afín. Otra vez "más de lo mismo".
Si por lo menos los partidos le dieran un poco de emoción diciendo que esperan a escuchar lo que tenga que decir el presidente... pero es que ni eso.
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