Hay silencios que hablan más que cualquier declaración pública, y eso es lo que ha hecho hoy Mariano Rajoy, que con su silencio está diciendo más que toda la cohorte de portavoces del PP que han salido a la palestra, liderados desde las 9 de la mañana por María Dolores De Cospedal, que ha sido secundada por Soraya Sáenz de Santamaría en los mismos términos y con la actuación estrella de Esteban González Pons, que ha demostrado una capacidad lectora sin parangón, ya que esta misma mañana ha declarado que en los 50.000 folios sobre los que se había levantado el secreto de sumario una hora antes, no había nada nuevo y ni rastro de financiación ilegal. Horas después, la realidad le ha desmentido al desprenderse del sumario que algunos actos electorales del PP de Madrid en las campañas de 2003 y 2004 fueron pagados a las empresas de Correa por Fundescam, una fundación ligada al partido y que por su carácter de fundación no puede hacerse cargo de esos gastos.
Ahora habría que preguntarse por qué Luis Bárcenas, ex-tesorero del PP, al que se acusa de recibir 1,3 M€ de la trama de Correa y ser su mentor en el partido, sigue siendo militante del partido, que además de costearle su defensa, mantiene su despacho y su plaza de parking, y es defendido por Javier Arenas de forma casi desaforada. Seguramente, aunque a lo mejor es aventurarse demasiado, sea porque valen más su silencio y las 9 cajas de documentación que se llevó a su domicilio cuando dimitió, que lo que pueda decir en el futuro juicio al que posiblemente se vea sometido en el Tribunal Supremo, dada su condición de aforado al ser senador.
También cabría preguntarse por qué no renuncia al acta de senador y prefiere que se le juzgue en el Supremo en lugar de en el TSJ de Madrid, aunque a fuerza de ser malpensados, y viendo lo que está sucediendo con Garzón (que fue el que inició las actuaciones ante la denuncia de José Luis Peñas, ex-concejal de Majadahonda) en el Supremo, supondrá que recibirá mejor trato por parte del Tribunal Supremo que del TSJ de Madrid. En todo caso, no huele bien. Nada bien.
Y también hay que preguntarse por la actuación de Rajoy en este tema, o mejor dicho, por la omisión de Rajoy en este tema, y extrapolarlo a su pretensión de ser presidente del Gobierno en un plazo de dos años. Cabe preguntarse si alguien que, a mi entender, no es capaz de arreglar los temas de su partido (no es la primera vez que deja correr un tema, y se les puede preguntar a Gallardón y a Esperanza Aguirre), sería capaz de arreglar los problemas del país o también los dejaría correr hasta que se solucionasen solos, como está haciendo con Zapatero en lugar de presentar una moción de censura.
No me extrañaría que pidiera al juez Pedreira que se desdijera y archivara el sumario, como ya hizo con los diputados socialistas en sede parlamentaria, a los que llegó a pedir que retiraran su confianza al presidente del gobierno.
Durante los próximos días seguirán conociéndose datos del sumario y apuesto a que Bárcenas seguirá yendo a su despacho de Génova 13 y aparcando en su plaza de parking. Rajoy seguirá haciendo la táctica del avestruz y mandando a sus portavoces a que se estrellen por él. Para eso es el jefe, o por lo menos eso dice su cargo.
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