viernes, 8 de enero de 2010

El carrito del helao (XXII): De fora vindràn...

En Valencia siempre se ha tomado con precaución todo lo que venga "de Madrid", o como se dice en un tono algo despectivo, de la meseta. Eso hace que se cree una especie de escudo contra todo lo que venga de fuera, basado en el dicho popular que reza "de fora vindràn que de casa et tiraràn", y que no creo que haga falta traducir. Así, todo lo que venga de Madrid, viene marcado con la vitola de malo en el mejor de los casos, pero casi siempre con la vitola de entrometido o expoliador. Suena duro, pero es así.

Supongo que debe tener una base en aquel decreto de Nueva Planta de 1707 promulgado por Felipe V y que privaba al Reino de Valencia de sus fueros. La opinión que los valencianos tenemos de Felipe V queda reflejada en el Museo de L'Almodí de Xàtiva, donde se puede ver el retrato de Felipe V cabeza abajo. En realidad está puesto así por mandar incendiar la ciudad, pero vamos, que somos muchos los que aplaudimos tal colocación.

¿Pero esto no era el carrito del helao?, ¿qué tiene que ver con Gürtel y todo el tema de Camps y el PP de Valencia? Pues aunque parezca que no, tiene que ver. Todo este rollo anterior sirve para explicar el tan arraigado sentimiento valenciano de "no tienen que venir de fuera a decirnos lo que tenemos que hacer", instalado sobre todo en las clases dirigentes valencianas y que tan a gala llevan haciendo ostentación de una cortedad de miras que raya lo sobrenatural. Aparte de esto, habría que hablar de lo que en valenciano se conoce como meninfotisme, que se podría traducir por "a mí dejadme tranquilo y haced lo que queráis", que en la mayoría de los casos no hace sino impedir que se avance, bien por orgullo o por pasividad.

Y me he vuelto a enrollar, perdón, pero es que hay cosas que si no se explican no se pueden entender, porque los valencianos somos así. Igual que no se entiende por qué estamos un año haciendo fallas para luego quemarlas, o por qué nos gusta una mascletà, hay cosas que sin saber lo que he contado tampoco se entienden. Aún así es complicado entenderlas.

Ahora a lo mejor se entiende por qué Camps ha tenido las manos libres para hacer todo lo que le ha salido de las narices (igual que las tuvo libres Lerma, no nos engañemos, aunque le salían de las narices otras cosas, que se sepa) mientras la gente ha mirado para otro lado. La perfecta definición del meninfot.

También se puede entender todo el tema de la crisis que terminó con el cese de Costa, basándonos en el "de fora vindràn..." que he citado antes. Por supuesto, no querían injerencias, y menos de Madrid, "la meseta". No tenían que venir de fuera a decirles lo que tenían que hacer.

Pero parece que quien ha calado el tema, supongo que porque algún fiscal valenciano habrá que se conozca el percal, ha sido la Fiscalía Anticorrupción, que ha pedido al TSJ de la Comunidad de Madrid que se ponga sobre el tema de la presunta trama de financiación ilegal del PP de la Comunitat Valenciana, en base al informe policial que el TSJ de la Comunitat Valenciana ha desestimado. Sí, el mismo tribunal que archivó el tema de los trajes y que preside el amigo de Camps.

¿Apostamos a cual va a ser la reacción del PP-CV?

3 comentarios:

El que apaga las subestaciones dijo...

Si todo lo que llega de "la meseta" (de cuál, que hay dos diferentes) es malo, entonces que desde Requena a Villargordo del Cabriel se devuelva todo el terreno, pobladores, rentas presentes y pasadas y el interés debido por los tributos que se han impuesto desde 1855.

Antes de esa fecha Requena era del Reino de Castilla. Y era la frontera con el Reino de Valencia. De hecho, tenía aduana.


No, no hace falta que regurgiteis todo el vino requenero con que os habéis deleitado durante estos 150 años. Que ese ya está pagado. (Y deyectado casi todo).


Aunque, ya puestos, sí os podéis quedar a Pablo Motos, que es lo más feo que ha salido de Requena.

De cuantísimo se habla el valenciano al Oeste de Buñol no hablaré. Que yo soy de los que lloran cuando en un hotel guirilandés pones la TVE internacional y echan una peli rodada en valenciano. Vamos, que soy español de Valencia o de Lugo, aunque resista en el pueblo de Canillejas a los invasores madrileños.


Por cierto, y ahora me voy a una meseta aún más lejana, ¿qué fue de aquella caución que en su tiempo hiciera la Unión Europea contra el mal uso que la Generalidad valenciana hacía de la competencia sobre el urbanismo?

Lo digo porque es lo que puede salvar al Cabanyal del bulldozer y la rompegalletas. Siguiendo con los cobardes, ¿tendrá algún ministro mesetario los OO necesarios para retirarle la competencia urbanística a la Generalidad como se le quitó al ayuntamiento de Marbella?

Sergio dijo...

Me conoces y sabes que yo no soy así. Simplemente me he limitado a explicar el sentimiento que se tiene en muchas partes de Valencia, lo que no quiere decir que lo comparta.

Normalmente se tiene por desconocimiento, y porque interesa que exista ese desconocimiento para seguir mangoneando a diestro y siniestro, como con el asunto del catalán, aunque ese es otro tema.

Es otra forma de buscar el "enemigo exterior", que es lo que realmente une a los pueblos. Dado el carácter de "meninfot", no se puede basar en la exaltación de lo propio, porque la gente pasa, así que se basa en la defensa ante "los que nos quieren robar".

Y precisamente en la entrada he puesto que esas dos cosas nos han impedido avanzar mucho más y nos ha dejado como estamos, que no es tan bien como nos quieren vender a través de los grandes eventos, que por cierto, estaban organizados en parte por la trama Gürtel.

Supongo que la clase dirigente valenciana no me odia, porque seguro que no me conoce, pero si supieran lo que realmente pienso de ellos, seguro que me odiarían con más fuerza.

El que apaga las subestaciones dijo...

Tranquilo, Sergio, que la "guerra de devolución" requenera iba de coña.

De esos temas imagino que ya ni se ocuparán los de esa comarca, visto lo arduo de ponerse a comparar entre los trajes que no llevan lino y el lino que nunca traje. Por no hablar de temas más prácticos, como la cercanía a centros hospitalarios, al centro de exámenes de conducir de las dos provincias o de tantas otras pequeñeces que hay que comparar antes de decidir dónde interesa vivir, trabajar o lo que sea.