jueves, 18 de diciembre de 2008

Eppur si muove

Cuando muchos ya creíamos que el Parlamento Europeo era una especie de cementerio de elefantes, al que los partidos políticos enviaban a todo aquél político que no sabían donde colocar, y que la frase "enviar a Europa" era un eufemismo para referirse a otros viajes mucho más escatológicos o sexuales "per angostam via", resulta que el Parlamento Europeo ha demostrado que está ahí y que de vez en cuando sirve para algo.

Mucho se habló de la "directiva de las 65 horas", por la que los gobiernos aprobaron la ampliación de la jornada laboral máxima de 48 a 65 horas, y de que se trataba de un retroceso en los derechos de los trabajadores. Parecía que, como siempre, la votación en la Eurocámara de Estrasburgo sería un mero trámite pero, hete aquí, que nos han sorprendido a todos, me atrevería a decir que gratamente, al votar en contra de la directiva la mayoría absoluta de los eurodiputados. Ahora se abre un plazo de 90 días, llamado de conciliación, en el que la Eurocámara y los Gobiernos deben alcanzar un acuerdo, o la directiva no entrará en vigor.

Entre otras cosas, se ha rechazado la propuesta británica de que la jornada fuera libremente pactada por los empresarios y los trabajadores, hasta un máximo de 65 horas semanales. Por mucho que lo revistan de "negociación libre" ya sabemos cómo funciona el tema, más en tiempos de crisis: "o aceptas esta jornada o a la calle". Algo así como las lentejas, plato estrella en las negociaciones laborales españolas.

No puedo más que respirar aliviado y volver a contener la respiración hasta más o menos las fallas, a ver si han alcanzado el acuerdo o no. Sinceramente, y más trabajando donde trabajo, espero que no.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que el mayor peligro de la famosa Directiva no era tanto lo de las 65 horas (hay colectivos como los médicos que llegan a las 72 y a los que les vendría hasta bien) como el tema de la negociación individual con el empresario. Esto no solo da carta blanca a los empresarios para abusar a mansalva de los trabajadores (que en tiempos de aumento del paro aceptan lo que sea)sino que desmantela en gran parte el sistema sindical que, nos guste o no, es el único mecanismo del que disponen los trabajadores para frenar los abusos de los patronos.

Anónimo dijo...

"desmantela en gran parte el sistema sindical que, nos guste o no, es el único mecanismo del que disponen los trabajadores para frenar los abusos de los patronos"

Por más que nadie haga uso de este sistema. Yo soy de los que quisiera un SEPLA en mi negocio. Uno que joda a los clientes (U.S.A.F., A.E.A.T., etc) y que obligue a la Dirección de mi empresa a pagarnos a la parte imprescindible de la empresa una parte proporcional y justa de la facturación.

Pero, claro, resulta que aquí todo el mundo ve G.H. sin saber que Arthur Blair se hubiese cortado las venas después de vernos delante de un televisor con botón que no usamos y que el Minuto del Odio lo tenemos que pagar cada domingo viendo cagarla al equipo de nuestros amores.

Ya lo decía aquel: "La culpa es de los mansos". Si la generación de mis abuelos resucitase, se volvería a meter en las cunetas.