domingo, 7 de diciembre de 2008

FC Barcelona 4 - VCF 0. Dimito.

Dimito porque no me gusta nada de nada lo que estoy viendo. Y no me refiero al juego, porque al fin y al cabo el Barça es capaz de sacarle los colores al más pintado, y ya veremos cómo termina el Madrid la semana que viene, pero es que el Valencia se ha instalado en la mediocridad y parece que hasta está cómodo.

Hablando sólo del partido, Emery salió a suicidarse intentando jugar al fútbol en el Nou Camp, y así nos pasó lo que pasó. Si además de tener las bajas de Alexis y Marchena en defensa sales con una defensa adelantada y Edu, que es el único que te ofrece control del balón, está lesionado, el Barça te pasa por encima. Supongo que son gajes de fichar entrenadores inexpertos, y creo que deberían empezar a convencerse de que Benítez sólo hay uno y ya sonó la flauta.

Pero no es sólo por el partido de ayer. Los dirigentes, y gran parte de la afición se siente bien en esta mediocridad: jugadores endiosados que ponen y quitan entrenadores con la aquiescencia de unos directivos a los que cuando se les dicen las cosas que están mal, en vez de pararse a pensar si son verdad o no se sienten ofendidos y arremeten contra el que lo dice. Son tan necios que cuando alguien señala la luna se fijan en el dedo. La luna ni les interesa ni les ha interesado nunca.

Así nos encontramos con un club a merced de los caprichos de la clase dirigente valenciana. Una clase dirigente pueblerina y que entre todos no juntan un cerebro en condiciones, que hace y deshace a su antojo y por supuesto, en función de sus intereses. Una afición que sólo quiere circo, sin importarle si pueden obtener un espectáculo mejor del que les ofrecen, a ellos que les dejen en paz, no quieren problemas. El "meninfotisme" en estado puro.

Para el que no lo sepa, el "meninfotisme", muy arraigado en la cultura valenciana, es algo así como "dejar hacer a los demás". Eso sí, cuando alguien lo dice, el "meninfot" (que es aquél que lo practica) salta a la yugular del que lo dice alegando odio, envidia o cualquier otra cosa por el estilo. Pero de fijarse en lo que se dice, nada de nada.

Y bueno, eso que digo, que mientras el Valencia no salga del "meninfotisme" que le rodea, conmigo que no cuenten. Ya estoy cansado de decir lo que no me parece bien y me acusen de madridista para arriba. Con su pan se lo coman, pero que no lloren luego. Que hubieran espabilado.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡EH! ¡¿Qué dices?! No te pases ni un pelo, ¿eh? Vamos, hombre. ¿Nosotros del Frente Judaíco de Liberación? Esos son unos desertores, unos individualistas. Mirale, aquel es. ¡Desertor! ¡Traidor!

Que nosotros somos del Frente de Liberación de Judea. Dónde va a parar.

Lo siento, para mí la política de balompié y la de partidos es la misma: Ya no me interesan las funciones de guiñol. ¡Cuidado, príncipe, que viene la bruja, después de caerse el helicóptero y de que le aborden los piratas de Malasia!

El sábado el buen Mercurio tuvo a bien sonreirme. Pille sin querer el comienzo del programa de Pepe Domingo Castaños en la Sociedad Española de Radiodifusión. (Yo estaba con el programa de cine).

El caso es que Castaños llegó casi una hora tarde al estudio porque se atascó en la Gran Vía. Si oye tus comentarios sobre las multitudes navideñas, más te vale que sepa que son irónicos. Porque acabó muy malamente: "He prometido que este año no me voy a enfadar".

Y para colmo los de la radio llegaron a llamar a la Concejalía de Movilidad para que la grúa se llevase su Llip Cheroqui. En directo, con la funcionaria medio adormilada. Los muy cabrones. Cívicos, pero cabrones.

Pero enseguida empezaron a chillar, digo narrar los partidos de la tarde. Y ahí fue cuando me empecé a aburrir, con tanta publicidad y tantas voces. Perdón, vozas, como las juezas decentas y honorablas, como el President de la Lleneralitat, que también es honorapla. (Viva el valenciano de los ochenta, leche).