jueves, 23 de julio de 2009

Qué fue de... Greg Lemond

Desde Indurain estamos "acostumbrados" a que corredores españoles ganen el Tour, y desde Lance Armstrong creemos que Estados Unidos es una superpotencia ciclista, pero no siempre ha sido así. Hubo unos años en los que ver a un estadounidense corriendo un tour era como ver a un valenciano bailando una muñeira, que no te digo que no existieran, pero no era lo más habitual. Mucho más si encima ganaba esos Tours.

El americano al que me refiero no es otro que Greg Lemond, que ganó 3 Tours de Francia (86, 89 y 90) y dos mundiales (83 y 89), y que en los tiempos de los ciclistas españoles aguerridos y acostumbrados a ganar las carreras a base de ataques a veces no muy bien medidos pero siempre muy valientes, nos demostró que las grandes vueltas se pueden ganar usando la cabeza y calculando los riesgos.

Gregory James Lemond nació en Lakewood, California, el 26 de Junio de 1961 y en principio dirigió su interés por el deporte hacia el esquí, aunque después derivó hacia el ciclismo, del que ya era Campeón del Mundo Junior en 1979. En 1981 comenzó, de la mano de Cyrille Guimard en el equipo Renault, su andadura profesional, y en 1982 ya ganó el Tour del Porvenir, lo que hacía prever que teníamos un campeón en ciernes. En 1985 el equipo cambió de denominación, pasando a llamarse La Vie Claire, con Bernard Hinault como jefe de filas. A su sombra estuvo hasta que en 1986 le superó en carrera, alzándose con el primero de sus tres Tours. No pudo crear una dinastía, como dicen los yankees para referirse a varias victorias consecutivas, porque en una cacería recibió un disparo accidental de su cuñado en el pecho.

Volvería a ganar el Tour en 1989, en el final más emocionante y apretado de la historia. Llegaban a la última etapa (una contrarreloj por las calles de París) Laurent Fignon, al que siempre se había considerado el heredero de Hinault, en primera posición y Greg Lemond en segunda posición a 50" del francés. Llegaba el turno del estadounidense y apareció con una bicicleta aerodinámica con la introducción del manillar de triatleta y casco aerodinámico. Al final, ganó el Tour por tan sólo 8", en la que es hasta hoy la menor diferencia entre los dos primeros clasificados de la ronda gala.

Tres semanas después se haría con su segundo mundial, lo que le convertía sin duda en el mejor ciclista de 1989, pese a lo brillante de un pelotón que contaba con corredores como el propio Fignon, Pedro Delgado, Stephen Roche o un incipiente Miguel Indurain, que ya empezaba a apuntar maneras, aunque siempre a la sombra de Perico, a semejanza de lo que le había sucedido a Lemond con Hinault.

En 1990 ganó su tercer y último Tour de Francia, a la edad de 29 años, por delante de Claudio Chiapucci, Erik Breukink, un Pedro Delgado que estaba terminando su apogeo y de un Miguel Indurain que quedó décimo, pero somos muchos los que pensamos que podría haber llegado mucho más alto en la general si no hubiera tenido que ayudar a su entonces jefe de filas. En este Tour, se dió la circunstancia de que Lemond ganó la general sin haber ganado ninguna etapa. Al año siguiente ya empezó el reinado de Indurain, y ya no tuvo oportunidad de repetir triunfo.

En 1992, tras cumplir un contrato de 2 años con el equipo estadounidense 7 Eleven (que derivaría en US Postal y después en Discovery Channel, actual Astana) se retiró del ciclismo profesional, dedicándose desde entonces al diseño de bicicletas y a parecerse a Mark Knopfler, como se puede ver en la siguiente imagen. Mark Knopfler es el de la derecha.

Ha tenido agrias polémicas con Lance Armstrong, a cuenta de su participación en el diseño de las bicicletas TREK, que son las que utiliza habitualmente el texano, del que llegó a decir que no era una buena persona y no dejaría muchos amigos en el pelotón.

En la actualidad, tiene su propia empresa de diseño de todo tipo de bicicletas, y se dedica a todo tipo de obras benéficas, siendo miembro fundador de la Fundación 1on6, para ayudar a los niños víctimas de abusos sexuales. El ciclismo cambió con él, ya que introdujo cambios tanto en la forma de correr (entonces le llamábamos despectivamente chuparruedas) como en las bicicletas, innovando en muchos aspectos de las mismas. Ahora está más por cambiar, o por lo menos mejorar, el mundo.

Mucha suerte.

6 comentarios:

El hombre que apaga las subestaciones dijo...

(En un rincón de la habitación, hecho un guiñapo tembloroso sobre el suelo). =8´(

¿Cómo has podido hacerme esto? Sabes que no resisto ver imágenes actuales de personajes famosos de los ochenta.

Si acaso los hermanos de Castro, que están igual de calvos e igual de feos que entonces.

De monsieur Le Mond mejor hablamos otro día. Cuando haya encontrado mis recuerdos de los "tures" aquellos. Creo que los tengo "vacapeados" en floppies de 5 y 1/4, en el baúl de los recuerdos, entre Zruspa y la guerra de Iraq. (La primera que no es la 1, como la "Episode IV: A new hope", pero de verdad).

Miki dijo...

Muy buena entrada Sergio!!

A mí sí que me gustan estas entradas que te recuerdan lo viejo que te vas haciendo :-D

Sergio dijo...

Bueno Miki, viejos se hacen los demás, nosotros cada vez acumulamos más juventud, que no es lo mismo... ;-)

Sergio dijo...

Bueno, pues Lemond no está tan perdido como yo pensaba. Ayer, en un artículo de opinión en Le Monde, se preguntaba si Contador era legal y le pedía pruebas de que no iba dopado.

Si iba dopado se acabará sabiendo, pero no creo que haya que poner en duda el triunfo del español, que ha demostrado ser mejor que todos los demás, y no este año, en 3 años lleva un tour (y casi dos), un Giro que no iba a correr y para el que le sacaron de sus vacaciones y una Vuelta a España, y porque no le dejaron correr el Tour porque llevaba al médico de Armstrong.

Este año estaba Armstrong y curiosamente sí que ha corrido. En fin, c'ést le Tour

Tyrion dijo...

Yo hubiera preferido una entrada sobre Fignon, que si no recuerdo mal fue el primer ciclista con gafas que ganó un Tour.

Es que cuando yo andaba en bici (allá por la prehistoria) solía hacerlo con un pelotón entre los que estaba mi amigo Aitor que también llevaba gafas y una cinta en el pelo (para que el sudor, abundantísimo, no le cegara) y que debido a estas dos circunstancias era como ir en pelotón con Fignon. Aunque como era pequeñito le llamábamos Fignete. Y por cierto, que se metía unas toñas espectaculares, como aquel otro famoso ciclista con gafas: Alex Zulle. Por eso le tengo cariño a Fignon, aunque era un tanto borde con la prensa.

Recuerdo otra anécdota de Fignon que se me quedó grabada. En el primer Tour que ganó Indurain (o quizá el segundo, este Alzheimer ...) había una contrareloj individual y Fignon, que iba mejor clasificado que Indurain, salió 6 minutos antes que él. La cara que se le quedó cuando a poco de la meta mira para atrás y ve a Miguel que se le acerca como una bala. Una vez llegado a la meta (naturalmente, detrás de Indurain) solo acertaba a balbucear "¿Pero habéis visto eso? ¿Habéis visto como me ha pasado? ¡Es increíble!".

Estaba claro que para Fignon la leyenda ya había nacido ...

Sergio dijo...

Tiempo al tiempo Tyrion. Espero estar mucho tiempo con este blog, así que tiempo habrá para ello.

En todo caso, se agradece profundamente la sugerencia, y será tenida en cuenta, no lo dudes.