Nos quedamos de momento sin Ricardo Costa, el que había sido secretario general del PP-CV y que ha sido "suspendido cautelarmente" de militancia por el Comité nacional de Derechos y Garantías, por considerar que su actitud es desafiante al asumir todavía el cargo de secretario general, del que fue apartado el pasado 14 de Octubre.
Hoy, Costa ha acudido al pleno de les Corts, donde en una comparecencia ante los medios de comunicación una vez terminada la sesión (en la que ha ocupado el último escaño del grupo parlamentario) pidió a la dirección nacional del PP que esclareciera su situación y lamentó "como militante y como secretario general", que todavía no hubiese sido citado ante el Comité de Derechos y Garantías por su relación con el caso Gürtel.
Costa reclamó, "con todo el respeto" a la dirección nacional que si cree que hay algún tipo de "responsabilidad" por su gestión en relación con el caso Gürtel tome las medidas oportunas "desde el punto de vista estatutario o legal". De no ser así, "creo que como militante y secretario general es importante que desde la dirección nacional se ratifique la gestión de estos años, mi gestión como secretario general, y se ponga en valor mi honradez como militante, ciudadano y secretario general. Muchas gracias", tras lo que Costa no admitió preguntas.
Y dicho y hecho. No le han citado, pero ya le han aclarado su situación. Ahora faltará por ver lo que hace con su acta de diputado, y si la devuelve o él sólo crea el Grupo Mixto.
No me extraña de Camps, capaz de vender a su madre con tal de escurrir el bulto, así como no me extraña de Rajoy, que ha intentado mostrar contundencia con esta decisión. Otra cosa es lo que pase con Cajamadrid.
Y es que el tema de Cajamadrid también tiene miga. Comenzó el tema con el interés de Esperanza Aguirre en colocar a su vicepresidente como presidente de Cajamadrid, pero tras las declaraciones de Manuel Cobo, mano derecha de Gallardón, en las que cargaba contra Esperanza Aguirre, ésta no ha tardado en clamar justicia, o venganza.
Incluso en las últimas horas se ha hablado de un acuerdo entre Aguirre y Rajoy, por el que a cambio de la cabeza de Cobo, que la Dame Commander reclama cual Salomé la cabeza del Bautista, accedería a que la presidencia de Cajamadrid fuera ocupada por Rodrigo Rato. Sin embargo, en la mañana de hoy, Mariano Rajoy ha asegurado que no existe tal negociación. Teniendo en cuenta que si la reconoce pondría su propio liderazgo en duda y los elementos con los que nos encontramos (no es el primer pulso que Aguirre le echa a Rajoy), yo no me lo creo.
Veremos cómo gestiona los tiempos, porque la lideresa no se lo va a poner fácil, y antes de ceder querrá tener la cabeza de Cobo en bandeja de plata. Habrá que ver cómo queda el tema, pero si Rajoy quiere a Rato en Cajamadrid, tendrá que ceder, y mucho tendrá que prometerle a Gallardón para que sacrifique a su mano derecha en aras de la pacificación del partido.
Esperanza Aguirre perdería un alfil, aunque Gallardón perdería a su reina (dicho esto sin ningún otro ánimo que el de comparar con la importancia de cada figura en el ajedrez) y eso no le puede salir gratis a Rajoy. Yo me voy a ir agachando, por si los puñales que se lancen hasta 2012 llegan hasta aquí. De que volarán, estoy seguro.
Hoy, Costa ha acudido al pleno de les Corts, donde en una comparecencia ante los medios de comunicación una vez terminada la sesión (en la que ha ocupado el último escaño del grupo parlamentario) pidió a la dirección nacional del PP que esclareciera su situación y lamentó "como militante y como secretario general", que todavía no hubiese sido citado ante el Comité de Derechos y Garantías por su relación con el caso Gürtel.
Costa reclamó, "con todo el respeto" a la dirección nacional que si cree que hay algún tipo de "responsabilidad" por su gestión en relación con el caso Gürtel tome las medidas oportunas "desde el punto de vista estatutario o legal". De no ser así, "creo que como militante y secretario general es importante que desde la dirección nacional se ratifique la gestión de estos años, mi gestión como secretario general, y se ponga en valor mi honradez como militante, ciudadano y secretario general. Muchas gracias", tras lo que Costa no admitió preguntas.
Y dicho y hecho. No le han citado, pero ya le han aclarado su situación. Ahora faltará por ver lo que hace con su acta de diputado, y si la devuelve o él sólo crea el Grupo Mixto.
No me extraña de Camps, capaz de vender a su madre con tal de escurrir el bulto, así como no me extraña de Rajoy, que ha intentado mostrar contundencia con esta decisión. Otra cosa es lo que pase con Cajamadrid.
Y es que el tema de Cajamadrid también tiene miga. Comenzó el tema con el interés de Esperanza Aguirre en colocar a su vicepresidente como presidente de Cajamadrid, pero tras las declaraciones de Manuel Cobo, mano derecha de Gallardón, en las que cargaba contra Esperanza Aguirre, ésta no ha tardado en clamar justicia, o venganza.
Incluso en las últimas horas se ha hablado de un acuerdo entre Aguirre y Rajoy, por el que a cambio de la cabeza de Cobo, que la Dame Commander reclama cual Salomé la cabeza del Bautista, accedería a que la presidencia de Cajamadrid fuera ocupada por Rodrigo Rato. Sin embargo, en la mañana de hoy, Mariano Rajoy ha asegurado que no existe tal negociación. Teniendo en cuenta que si la reconoce pondría su propio liderazgo en duda y los elementos con los que nos encontramos (no es el primer pulso que Aguirre le echa a Rajoy), yo no me lo creo.
Veremos cómo gestiona los tiempos, porque la lideresa no se lo va a poner fácil, y antes de ceder querrá tener la cabeza de Cobo en bandeja de plata. Habrá que ver cómo queda el tema, pero si Rajoy quiere a Rato en Cajamadrid, tendrá que ceder, y mucho tendrá que prometerle a Gallardón para que sacrifique a su mano derecha en aras de la pacificación del partido.
Esperanza Aguirre perdería un alfil, aunque Gallardón perdería a su reina (dicho esto sin ningún otro ánimo que el de comparar con la importancia de cada figura en el ajedrez) y eso no le puede salir gratis a Rajoy. Yo me voy a ir agachando, por si los puñales que se lancen hasta 2012 llegan hasta aquí. De que volarán, estoy seguro.
Lo que de todas formas no deberíamos dejar de ver, es que se están jugando entre ellos el control de una caja como Cajamadrid. Que se gestione mejor o peor les importa bien poco, quieren controlar políticamente la caja, y de eso se trata. Para ello, y como no podía ser de otra forma, ni siquiera intentan disimular, que por otra parte era lo esperado. La mujer del César debía serlo y parecerlo, y hasta ahora los políticos (en este caso los del PP) se habían preocupado por, al menos, parecerlo. Ahora ya ni eso.
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