martes, 23 de septiembre de 2008

Socializar la pérdida


"Cada habitante de los EEUU tendrá que pagar 4.000 $ para salvar la situación de Wall Street". Esto mismo dijo ayer Agustín Alcalá, corresponsal de Onda Cero en Washington, en el programa Julia en la Onda.

Y bueno, estas son las consecuencias del "libre mercado", aunque no tan libre como se quiere vender. Todos aquellos que clamaban contra la intervención del estado en "el mercado", el "dios mercado", ahora reclaman la intervención del estado para que acuda en socorro de las empresas. Eso sí, cuando se forraban de forma indecente a base de stock options y repartos de beneficios también indecentes, nadie se acordaba del estado. Si acaso, recordaban que cobrando los beneficios a través de sociedades interpuestas pagaban menos impuestos. Impuestos a los que ahora recurre Bush para tapar el agujero que ellos mismos han creado.

No es que quiera hacer una exaltación del comunismo, pero lo que no puede ser es que dejemos todo el control del "mercado" al propio "mercado". El "mercado" lo rigen las grandes empresas, los grandes bancos, los grandes grupos inversores, en resumen, los grandes tiburones de las finanzas. Y a estos tiburones no los mueve más que el interés por generar más y más beneficios. Es decir, el mercado al final lo rige la codicia. Una codicia sin límite.

A todo esto, y si consideramos que el dinero (o la riqueza) es como la energía, que ni se crea ni se destruye, simplemente se redistribuye, tenemos que cuanto más tengan unos, menos tendrán los otros. ¿Es eso lo que queremos?

Yo desde luego que no.

El chiste de El Roto que antecede al texto pertenece a la edición del diario El País de 26 de Septiembre de 2008.

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